Como apunté al principio, el tiempo y sus símbolos más populares han sido utilizados muchas veces en las composiciones de las fallas, ahora, curiosamente que el tiempo es más protagonista que nunca parece un tema en desuso. Fallas que hayan utilizado los relojes en sus distintos estilos: clásico, barroco, rococó, modalidades de sobremesa, de pared, reloj de cuco, de arena, de pulsera, etc. hay un “fum”. Solo haciendo un breve recorrido por las revistas falleras, sobretodo de los 40 a los 70, comprobaremos que los relojes y el dios del tiempo Cronos se repiten con frecuencia, aunque algunos relojes aparecen como motivo decorativo y no como símbolo del paso del tiempo.
En los talleres en donde había un carpintero hábil supongo que era más fácil utilizar el recurso de construir un reloj como centro de la composición y supongo, también, que por una cuestión de mercado-moda. Hasta hace unos días, que pensé el escribir sobre el paso del tiempo, no tenía claro si encontraría una falla que hubiera abarcado,, en su forma y contenido, el tema del tiempo y revisando documentación me sorprendió encontrar una falla que, por supuesto, ya conocía y que, hasta entonces, no había llamado mi atención.
Se trataba de la falla Exposición del año 68, realizada por Pascual Gimeno, experto durante años en competir en sección especial, fué una falla que en su momento no ví, en Valencia, cruzar el río, era considerado casi una odisea y para un niño de 9 años todavía más y, sin la complicidad familiar, a veces era difícil completar la visita de las fallas programadas. Así que mi conocimiento se resumía a horas de observación del boceto en “El turista fallero” de ese año. Nunca he sabido si realmente me gustaba o no, la composición siempre me ha parecido extraña y creo que era por culpa del remate, una reproducción de grandes dimensiones de un reloj estilo Rococó con miles de rocallas incluidas. Aún tardaría algunos años en estudiar ese estilo artístico por lo que no sabía, muy bien, el interés que podía tener ese remate; la verdad, me era más fácil entender la parte en la que se sustentaba el reloj, era como una cara de un anciano con barba que a mi me recordaba a Papá Noel, supongo, no tengo la explicación de la falla, sería una alegoría de Cronos, representante mitológico del paso del tiempo y, sobre todo, lo que más me llamaba la atención era el cohete que aparecía en la parte inferior derecha.
Con los años logré, por fin, ver la foto de está falla y me pilló en años de radicalidad extrema, no soportaba los relojes tan historiados componiendo una falla ya que, como he comentado, ha sido un objeto repetido hasta la saciedad. Me preguntaba por qué no se podían reproducir en las fallas otro tipo de relojes que no fueran de estilo barroco o rococó ,llenos de dorados y adornos, por qué no reproducir un reloj de pulsera?. Tuvieron que pasar años para ver, con otros ojos, esa misma fotografía y descubrir cosas nuevas. Descubrí que, la escena principal de la parte delantera, la ocupaba un reloj de pulsera de caballero con cadena metálica elástica (tan de moda en los 60) y la esfera calada, en la que en su interior, se hallaba la reproducción, en relieve, del cuadro de Fortuny: La Vicaría. Por fin un reloj diferente y contemporáneo!!.
Otro detalle que descubrí, después de mucho mirar, fue la explicación que se hacía, de manera bastante sintética, de la evolución del transporte, empezando con la edad de piedra, con los Picapiedra montados en su troncomóvil, pasando por la cuádriga romana, la caravana, la limusina moderna y acabando en el mencionado cohete espacial. No hay que olvidar que la estética espacial invadía cada vez más lo cotidiano y solo faltaba un año para que el hombre pisara la Luna.
Parte de las escenas y la parte trasera nunca había podido verlas hasta que, gracias al libro editado por la Comisión Exposición, con un reportaje muy completo de la falla, y gracias a Javi M. que las escaneó he podido, por fín, tener una imagen más completa de la falla.
Actualmente podría decir, con más sosiego, que lo que más me sigue chocando es la composición tan surrealista, colocar encima de una esfera-cara-anciano-mundo un reloj tan descomunal que, ahora, creo que no se atrevería a hacerlo nadie.
De Pascual Gimeno no he visto muchas fallas, sólo las de la última etapa en Almirante Cadarso en primera, su modelado me pareció siempre un poco hierático pero sus composiciones, sobretodo en los remates, ofrecían una originalidad peculiar. De su manera de trabajar se cosas por operarios y aprendices que pasaron por su taller y lo describen como un artista metódico, con mucha técnica y entregado a su trabajo
Sigo sin saber si me gusta o no esta falla pero, lo que tengo claro, es que el tiempo me ha hecho valorar aspectos que antes no había sido capaz de percibir y, quien sabe, si dentro de algún tiempo sigo descubriendo más cosas y acaba, de verdad, gustándome.