lunes, 21 de mayo de 2007

LA ERA DEL PLÁSTICO

A partir de los 60, el plástico invadió, de manera masiva, todos nuestros objetos cotidianos, ya en el hogar, en el colegio o en la calle. De repente, casi todo pasó a fabricarse con este material, definido como el material de la vida moderna, práctico y al alcance de todos los bolsillos y capaz de adaptarse a todos los diseños.

Algunos de mis primeros juguetes aún fueron de hojalata pero, rápidamente, el plástico acabó con los materiales más tradicionales. El nuevo material, incluso, se introduciría en algunos de los objetos representativos de la fiesta fallera; no sabría decir, con exactitud, pero los petardos de tro de bac, durante un tiempo, se fabricaron de plástico y se vendían como “el futuro de la pirotecnia”; no explotaban muy bien y la salida de las piedrecitas del interior de la carcasa de plástico era bastante incontrolada. No se que pasó con este tipo de petardo pero todo el mundo se quejaba, por lo que deduzco que, en este caso, el plástico no se adaptó, todo lo bien que se imaginaba, a la fabricación de estos petardos.

Aunque ya estábamos casi en los 70, las banderitas españolas y señeras con las que, las fallas más pudientes obsequiaban al vecindario, el día de la replegà, seguían siendo de tela y de papel, en el resto. El cachirulero de mi calle completaba sus ingresos confeccionando esas banderitas que he mencionado, las hacia con papel cebolla de colores, pegadas a mano una a una y yo me quedaba maravillado de cómo era capaz de hacerlo tan exacto y tan rápido. El papel cebolla es bastante resistente pero, normalmente, las banderitas acababan rotas debido al aire tan fuerte que suele soplar durante las fallas, por lo que, en poco tiempo, fueron sustituidas por las de plástico

Durante este largo periodo de tiempo el plástico fue sinónimo de modernidad, sobretodo en los años 80 donde se revalorizó todo el material de carácter sintético: ir vestido con acetato o con plástico era estar preparado para el futuro, pero su uso demostró lo que ya se intuía: el plástico no es un material fácil de llevar porque no respeta nuestras necesidades naturales de transpiración. Además, el plástico y sus derivados son un material que nacieron con muchas expectativas y que el tiempo ha puesto en su lugar, al principio, fué muy fácil sustituir los materiales mas tradicionales por los nuevos pero, en los últimos tiempos, se ha demostrado que es un material contaminante: por todos es sabido su lenta degradación.

Uno de los discos que mejor representó, para mí, ese espíritu de modernidad sintética fue el de un nuevo grupo que, allá por los últimos meses del 79, invadió las listas de éxitos, se llamaba Buggles y la canción Video kill the radio star (machacada, desgraciadamente, por las actuales radios remember) y su videoclip fue el primero que emitió la MTV; un auténtico bombazo!!. Siempre he sido más aficionado a la compra de LP’s que de singles y dejándome llevar por mis gustos me decidí por la compra del disco grande y, durante mucho tiempo, sirvió de banda sonora a mi deseada modernidad. Me gustaban todos sus temas, era un tecno-pop, con matices de guitarras acústicas y eléctricas, que imprimía a las canciones un toque más popero, aunque se utilizaran muchos nuevos efectos sintéticos. Los títulos de las canciones recogían todos los tópicos del futurismo: los robots, el monorraíl, la dinamo, el espacio y, por supuesto, el plástico; de hecho, el titulo del disco era The Age of Plastic (la era del plástico) y había una canción que se llamaba Living in the Plastic Age (viviendo en la era del plástico), que era, y es, una de las que mas me gustaba. Tenía una portada de lo más pop-futurista utilizando tipografía digital en el título, con un retrato de hombre-conectado (Trevor Horn en la portada y, en la contraportada, Geoff Downes, en versión vinilo), simulando el efecto rayado de las 625 líneas de la televisión.

Quien le iba a decir a Regino Más, cuando empezó a utilizar un nuevo material químico (poliestireno expandido) para decoraciones, hacia principios de los 60, según relata Perez Contel en su libro “El ninot de Falla”, que, cuarenta años más tarde, se estaría viviendo la era del plástico en la construcción de fallas. Vivimos tiempos de polémica con la utilización de este nuevo? material, que si la contaminación, el humo, la perdida de tradición, mucha preocupación por los residuos tóxicos liberados a la atmósfera durante la cremá, pero aún no he oído a nadie que se preocupe por los que trabajan el “pantex”, los gases y el polvillo que genera su manipulación no deben ser nada buenos para la salud, por lo que creo que se hace necesaria una investigación seria.

Regino Mas

La necesidad de ser creativo me hace usar este material pero mi deseo seria trabajar, cada vez más, con materiales que respeten a los que los manipulan y a su entorno. La originalidad tan demandada durante años se ha conseguido, parcialmente, con la utilización del corcho blanco y, tal como se plantea esta profesión, en este momento y ateniéndose a las demandas del mercado existente, es difícil compaginar construcción creativa de fallas con la no utilización del corcho.

Como he hablado de futuro y modernidad, me gustaría pensar que, las nuevas generaciones, podrán trabajar con más respeto por el medioambiente con materiales más saludables y dejar de vivir en la era del plástico fallero.

Los Buggles sacaron otro disco, que no tuvo casi éxito, y uno de sus componentes, Trevorn Horn, se convirtió en un destacado productor discográfico trabajando con gente como ABC, Pet Shop Boys, Seal o Belle & Sebastián.

Siempre conservaré en mi colección de vinilos, como un tesoro, The Age of Plastic.

Los chicos de Liverpool
en los años sesenta jugando con el nuevo material

jueves, 10 de mayo de 2007

UN BESO Y UN REGALO

En el año 71, Valencia se incorporaba a la modernidad consumista con la apertura de El Corte Inglés; como ya comenté aquí, existían Galerías Todo, Lanas Aragón y El Siglo Valenciano pero, el hecho de que la 3ª capital de España aún no contara con un almacén tan completo, nos situaba a la cola del “progreso”. Para la celebración de tal acontecimiento se convocó, con antelación, un concurso de dibujo en el que los niños tenían un papel protagonista: los escolares, bien en solitario o como colectivo (colegio), podían presentarse con sus dibujos sobre un tema que proponía el organizador, ese primer año, el tema, si no recuerdo mal, iba sobre los medios de transporte. Cuando me enteré de la convocatoria, recuerdo que me hizo gran ilusión concursar, con motivo de la celebración del día de la madre y, bajo el eslogan de un beso y un regalo, el Corty, bajo un supuesto mecenazgo, sugería que ninguna madre debía quedarse sin la expresión del cariño (un beso) ni la del consumo (un regalo), el premio era compartido: algo para mamá y algo para el participante. Este evento no era tan novedoso ya que, Galerías Todo, había organizado este tipo de concursos teniendo a la madre como motivo a homenajear.

Este concurso, sobretodo durante la época de los 70, gozó de gran repercusión en la sociedad valenciana, no había niño que no se presentara al certamen; había muchos premios pero, todos los niños, ambicionaban quedar el primero. Estaba dividido en secciones de los más pequeños (4 - 5 años) hasta los más mayores (13 - 14 años) que era el limite de participación. El reparto de premios se convirtió, en poco tiempo, en un gran acontecimiento al que siempre acudía un gran número de asistentes.

El primer año, el reparto de premios se hizo en el antiguo cine Martí, antes de convertirse en mini-cines. Otros sitios donde, también, se celebraron estos actos fueron la Plaza de toros o la desaparecida sala Albión, que yo recuerde. El primer año que participé no conseguí ningún premio y lo viví con una gran desilusión, no entendía porque no habían reconocido mi esfuerzo.

Los años pasaron, los concursos también y, aleccionado por mi profesora de dibujo, me convertí en un experto caza-premios, estuve participando hasta los 15 años, aunque, la edad límite eran los 14. El último año que tomé parte obtuve el mayor reconocimiento, me quedé entre los primeros clasificados y conseguí una ultramoderna plancha de vapor para mi madre y, para mí, el álbum de Las Aventuras de Tintín “La estrella misteriosa”, con lomo de tela, tan cotizados actualmente y que aún conservo. El tema de ese año era el circo, a mi me pareció de lo más sugerente y pronto decidí el motivo a ilustrar: un faquir tragándose un sable que, el publico (con cara blanca), situado detrás, observaba atentamente.

No hace mucho recuperé, entre papeles, ese dibujo y, con la perspectiva que da el tiempo transcurrido, me dí cuenta de donde provino la idea. Una vez más, las fallas habían sido la fuente de inspiración: el faquir que ilustraba mi dibujo tenía una influencia evidente, era una falla de Tortosa Biosca del año 71, de la comisión Micer Mascó. Recuerdo que esa falla me impactó. Dos detalles me sorprendieron especialmente, el primero: el estandarte compuesto por una mona de pascua de cuatro huevos que, en el centro, tenía una cabeza de cerdo (una composición digna de cualquier artista Dadá); y el segundo: la pastilla de turrón “del duro” que comía el moro gigante que había sido mi inspiración.

Más tarde, con las técnicas aprendidas gracias a Doña Milagros, seguí haciendo dibujos presentándolos con el nombre de mis familiares más pequeños a los que solucionaba el regalo del día de la madre. Me encantaba simular dibujo infantil, no era muy ético pero nunca me quedé ningún regalo, era como redimirme de los años que no había sido premiado. En los primeros años del concurso, por el solo hecho de participar, el patrocinador te obsequiaba con unas insignias realizadas para conmemorar el evento; de todas ellas conservo tres del más puro estilo “años 70” que guardo, como oro en paño, en mi vitrina.