lunes, 26 de febrero de 2007

PAUL M DESPUÉS DE MERENDAR
Mientras transcurría, lentamente, el mes de febrero (a mí se me hacía eterno) esperaba impaciente la salida de “El Coet”, vivía ilusionado pensando y proyectando fallas (que dibujaba de manera casi compulsiva) o realizando maquetas de plastilina que, incluso, llegué a comercializar.
En esas tardes de invierno, como en gran parte del periodo de mi infancia, la compañía musical la ponía la radio, mi madre, una gran adicta a las ondas hercianas, escuchaba las radionovelas de éxito en radio Valencia por las que yo no sentía un gran interés pero, recuerdo, había dos espacios que me encantaban: “Matilde, Perico y Periquín” antecedente de cualquier serie familiar de la tele actual, pero en radio y “Minutos Musicales” que, por aquel entonces, no sabía muy bien quienes eran los protagonistas de aquellos sonidos pero, más tarde, descubrí que eran grandes orquestas haciendo versiones de la chanson francesa o de bossa brasileña, así que, cuando oigo cualquier tema con ese sonido orquestal, tan característico, con toques yeyés de la época, me transporta a la niñez rápidamente, proporcionándome un estado de bienestar e ilusión como cuando era un enano que, mientras merendaba, escuchaba esas versiones que me marcaron. Igual que los anuncios que se intercalaban entre espacio y espacio, sobretodo recuerdo dos: uno era el de “Perfumería Azul” y el otro el de “Muebles Peris” que, años más tarde, si no recuerdo mal, versionaron “Patxinger Z”.

Si hay una canción que refleja este tipo de sonido, es la sintonía del programa de Juan de Pablos, de Radio 3, “Flor de Pasión”, una versión de Paul Mauriat de una canción francesa de los años 60, compuesta por Serge Gainsbourg (el de Je t’aime moi non plus) para France Gall, con el título “Attends ou va t’en” que se ha convertido para mí en una especie de bálsamo relajante y potenciador de emociones en desuso. El pasado mes de noviembre murió Paul Mauriat y me quedé como si parte de la banda sonora de mi infancia desapareciera con él. No sabía gran cosa de este arreglista, compositor y director de orquesta francés y, buscando en la red, descubrí el gran éxito que siempre tuvo en Japón. No se como se las arreglan los orientales pero siempre acaban sorprendiéndome con sus gustos, a veces, tan impensables.

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